El impacto del cáncer es total no solo para la persona afectada sino también para su cuidadora que generalmente es un familiar y es mujer. Así que también requiere atención.
Los cuidadores son un pilar fundamental para las personas que transitan el proceso de cáncer de mama metastásico. Pero su labor tan intensa les hace olvidarse de sí. ¿Te suena familiar? Si has tomado este rol, la siguiente información te ayudará a enfrentar mejor la situación.
“Tengo una hija de tres años, pero primero está mi mamá porque ella me dio la vida. A veces no sé a quién de las dos cuidar. Me hago cargo como si fuese otra hija. Si mis hermanos no la quieren ayudar, ¿quién lo va a hacer? Lo tengo que hacer yo…siempre le pregunto a mi mamá cómo esta y qué siente, para poder ayudarla. A veces me estreso y le digo a Dios ¡Ayúdame para partirme!”. Saraid, hija de María de los Ángeles quien padece de cáncer de mama metastásico
El caso de Saraid es un ejemplo de lo que viven muchos familiares de personas con cáncer de mama metastásico en Latinoamérica, tienen que asumir el rol de cuidador primario, sin estar preparados, así que, la carga física y emocional que recae sobre ellos puede ser abrumadora.
Existen dos tipos principales de cuidadores, los formales, que son profesionales remunerados y los informales, donde se ubican los familiares. La doctora Gina Tarditi, especialista en cáncer y emociones, asegura que en México y América Latina los cuidadores son las personas que están más cerca de la persona afectada: “La mayoría de las veces se trata de una mujer, no existe una razón por la que deba ser así, pero las estadísticas reportan que así es, quizá por una cuestión cultural.”
En otros países como Canadá, EEUU o Europa predominan los cuidadores formales, quienes además de la preparación con la que cuentan, poseen la ventaja de no estar vinculados emocionalmente con las personas afectadas. Sin embargo, Angélica Sánchez, trabajadora social y tanatóloga de la Fundación Rebecca de Alba, considera que las mujeres que han enfrentado mastectomías se sienten más cómodas de ser atendidas por un familiar. También aclara qué, si una mujer ya tiene manejadas sus pérdidas, puede aceptar el apoyo de un cuidador profesional.
Carolina (39 años), transita un proceso de cáncer metastásico desde hace más de dos años y coincide con Angélica: “El papel de mi mamá como cuidadora ha sido importantísimo. Durante las quimios volví a ser como una bebé y ella… es mi mamá, ¿quién mejor que ella sabe cómo tratarme? Me sentiría muy incómoda si me cuidara un extraño, sobre todo después de la mastectomía…incluso cuando mi papá me vendaba me daba mucha pena y él mismo me decía `soy tu papá´ y tenía razón, he aprendido a dejar que me ayude. Un cuidador profesional puede ser muy bueno, pero no lo hará con el amor que lo hace tu familia. Me hubiese gustado nunca haberles causado este dolor tan grande, si estuviera con un profesional, este vínculo sería muy diferente.”
Cuidados para el cuidador
El impacto del cáncer es total no solo para la persona sino también para ti que eres su familiar y apoyo principal como nos explica, Eliza Puente, directora de Fundación Cima: “Te impacta en todos los sentidos porque hay que cambiar tu modo de vivir, tu proyecto de vida se modifica completamente. No es raro que el cuidador caiga enfermo junto con el paciente porque es un cambio radical, tenemos que poner atención ahí.”
Para minimizar el impacto inicial en la vida del cuidador, Gina Tarditi aconseja tomar algunas acciones puntuales:
– Distribuye las actividades: Cuando la familia recibe el diagnóstico todos quieren ayudar y generalmente lo hacen, eso provoca que acaben desgastados al mismo tiempo por eso se aconseja que organicen relevos.
– Haz ejercicio, aunque solo sea caminar.
– Lleva una dieta saludable, así mantendrás la energía necesaria para aguantar la sobrecarga física y emocional.
– Mantén una rutina que te de seguridad y bienestar: Continúa con las clases que tomabas, por ejemplo, o haz algo que disfrutes mucho.
– Aprende a pedir ayuda, busca una red de apoyo fuera de la familia para recurrir a ella cuando haga falta.
– Reconoce lo que te toca y lo que no, recuerda que la persona afectada sigue dirigiendo la orquesta sobre de las decisiones de su tratamiento.
– Conserva la esperanza, aunque sea cambiante: a veces la colocarás en que un estudio salga bien, o que la quimio le resulte menos agresiva o que su calidad de vida mejore, lo importante es no perderla.
– Sé flexible ante los cambios, para adaptarte a las distintas etapas de la enfermedad.
– Descansa. Si la quieres tanto, necesitas descansar y seguir viviendo tu propia vida para acompañarla como es debido. Nadie puede estar 24 horas pegado a ella.
– Evita la muerte social de la persona que atiendes, permítele ser partícipe de su cuidado, de lo contrario la invalidarás.
– Ser realista y justo, reconocer lo que haces bien y lo que no puedes hacer.
En resumen, en una primera etapa es importante que el cuidador se informe sobre lo que es el cáncer de mama metastásico y el caso particular de su paciente. Pregúntale al médico que la atiende sobre los servicios que esa institución ofrece a los cuidadores o familiares, ya sea grupos de apoyo, terapia emocional, pláticas o talleres y aprovéchalos, pueden ser de gran ayuda para enfrentar la situación con mejores herramientas emocionales.
Por Clara Sánchez para Fundación Cima y TantoPorHacer.org
*Tomado de http://www.ulaccam.org – ULACCAM (Unión Latinoamericana Contra el Cáncer de la Mujer)
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