No es una habilidad mágica ni resultado del azar. La suerte que acompaña a algunas personas es resultado de su actitud ante la vida, de su manera de pensar y comportarse.
Cuando hablamos de suerte, nos referimos a la existencia de una serie de hechos o situaciones, afortunados o desafortunados, que se dan debido a la casualidad, al azar o a causas que nosotros desconocemos y que están fuera de nuestro control. Sin embargo, el psicólogo Richard Wiseman, plantea que no es así, que podemos construir nuestra suerte.
“La gente crea su propia buena y mala suerte”, asegura el especialista, quien ha estudiado el papel de la suerte y el impacto que tiene en la vida de las personas. Él lo denomina una “investigación científica” que analiza lo que diferencia a las personas que se consideran afortunadas y a las que se consideran desafortunadas. ¿La conclusión? La suerte no es una habilidad mágica o el resultado del azar. Se trata de cómo pensamos y nos comportamos. El problema es que generalmente no estamos conscientes de dichos actos o de dichos pensamientos, por lo que seguimos repitiéndolos y seguimos culpando a la mala suerte. Es así, que las personas a las que llamamos “afortunadas” en realidad están haciendo cuatro cosas bien.
- Aprovechar nuevas oportunidades
Las personas que se autodefinen como afortunadas son capaces de detectar y aprovechar oportunidades en el momento adecuado. Cuando se les presenta un nuevo camino, lo transitan sin dudarlo. En cambio, con la gente desafortunada sucede exactamente lo contrario, dice Wiseman. “Viven fijados en una rutina. Así que, aunque se les presente una oportunidad, tienen mucho miedo de aprovecharla”.
- Seguir nuestro instinto
Aprovechar esa nueva oportunidad tiene mucho que ver con seguir nuestros instintos. Y los afortunados no tienen miedo de hacerlo. Si algo les da buenas sensaciones, hacen un acto de fe y se lanzan a ello. Pero las personas con mala suerte son analíticas por naturaleza y tienden a pensar demasiado en la situación, lo que termina convirtiéndose en una gran desventaja. Según Wiseman, “les lleva más tiempo decidir las cosas y, a menudo, su forma de pensar no es muy útil”.
- Confiar en que todo saldrá bien
Como optimistas que son, los afortunados esperan lograr el éxito en todos los proyectos que emprenden. “Esperan que las cosas salgan bien, y esa convicción se convierte en una profecía autocumplida”, afirma Wiseman. Puede que no funcione siempre, pero tener una actitud positiva los ayuda a seguir adelante incluso en momentos difíciles. Esta cualidad tiene un efecto dominó y termina atrayendo a otras personas. En las personas con mala suerte, su naturaleza pesimista los domina. Como resultado, dice Wiseman, la gente “tiende a evitarlos porque siempre están muy apagados”.
- Mantenerse positivo
La clave es mantenerse positivo. A todos nos suceden cosas malas, pero los afortunados consiguen recuperarse de esas experiencias. Aprenden de las situaciones y siguen adelante. Esto transforma la mala suerte en buena. Pero los que se consideran “desafortunados” se dejan arrastrar incluso por las cosas negativas más banales. Están convencidos de que el futuro será sombrío y de que no merece la pena intentar cambiarlo.
Imán para la suerte
Por suerte, hay esperanza. Richard Wiseman afirma que adoptar ciertas técnicas puede ayudar a cualquiera a pensar y comportarse como una persona con suerte. Una de ellas es mantener un “diario de la suerte” para ser más afortunados, funciona como un imán para la suerte. “Apunta lo más positivo y afortunado que haya sucedido hoy, sin importar lo trivial que sea”. Esto contribuye a reducir la negatividad y ayuda a centrarse en los aspectos positivos de la vida.
Es cierto que algunas de las cosas que nos pasan están fuera de nuestro control, pero mantener un “diario de la suerte” puede ayudar a construir una actitud de resistencia frente a la adversidad. Puede que no sea inmediato, dice Wiseman, “pero después de una semana, más o menos, comienza a tener un impacto real en la gente”.
Prensa Funcamama
Leave a Reply