Alta incidencia de cáncer de mama en mujeres jóvenes

Dr. Aldo Reigosa con Luisa Rodríguez Táriba, presidenta de Funcamama.

El cáncer de mama Triple Negativo, que es el de evolución menos favorable, presenta una alta incidencia en mujeres jóvenes, menores de 40 y 50 años, de la región central del país. Se trata de una  situación muy alarmante considerando que este tipo de cáncer requiere un tratamiento innovador de alto costo no disponible en el país, sumado a la  carencia de medicamentos y otras terapias como radioterapia.

Esta es la principal conclusión del estudio “Subtipos Moleculares del Carcinoma de Mama en la Región Central de Venezuela”, publicado en la Revista Venezolana de Oncología y realizado por un equipo de investigadores del CIBUC (Centro de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de Carabobo), liderados por el Dr. Aldo Reigosa, perteneciente al equipo médico de Funcamama, con quien conversamos sobre la trascendencia de este estudio ya que, como apunta el propio especialista: “En nuestro país hay otros centros de Iinmunohistoquímica que han expuesto su experiencia en congresos médicos, pero éste es el trabajo publicado con mayor número de casos en Venezuela”

¿Cómo surgió esta investigación?

-Se trata de una investigación en el laboratorio de inmunohistoquímica que permite determinar, en ciertos tipos de cáncer, factores de tipo pronóstico. Es decir, cómo va a evolucionar ese cáncer y, además, a cual tipo de tratamiento puede responder. Empezamos en el año 1999, y teníamos esos casos archivados y tabulados. Pero fue a raíz de una conversación que sostuve hace dos años con Luisa Rodríguez Táriba, presidenta de Funcamama, quien me manifestó su preocupación porque ante la Emergencia Humanitaria Compleja que vive el país no existe documentación sobre la incidencia de cáncer  Her 2 y Triple Negativo en las mujeres venezolanas, lo cual obstaculiza  la posibilidad de solicitar ante  OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) que incluya estos tipos de cáncer dentro de sus programas de Respuesta Humanitaria. Es decir, sin documentación de respaldo no se puede conseguir ayuda para estas pacientes. Esto me motivó a concluir la investigación que aportaría la documentación necesaria.

-Entonces me dediqué a tratar de presentar una estadística representativa, con un número de pacientes importante, para saber cuál es su situación real en el país porque generalmente nos basamos en estadísticas extranjeras que muchas veces no se corresponden con nuestra realidad.

El trabajo fue realizado en el CIBUC (Centro de Investigaciones Médicas y Biotecnológicas de la Universidad de Carabobo) con la ayuda de estudiantes y otros investigadores del centro, quienes se dedicaron a recopilar los casos y a tabularlos El estudio abarca 4.388 casos de personas afectadas con cáncer de mama y lo importante es que las distribuye de acuerdo al tipo de cáncer que presentan.

¿Cuáles son los aspectos más resaltantes de la investigación?

-En primer lugar, como característica general, nos damos cuenta que tenemos una frecuencia muy importante de cáncer de mama en mujeres jóvenes, menores de 40 y 50 años. Casi la mitad de los casos son menores de 50 años y un número importante de ellos son menores de 40 años. El promedio de edad es bastante más joven que lo que está reportado en la literatura médica a nivel mundial para los países desarrollados, en donde el promedio está por encima de los 60 años y en este estudio nos encontramos con un promedio de 52 años.

Indica que aun cuando trabajaron con casos de todo el país, la mayoría  provenían de Carabobo, Aragua y Falcón, por eso el estudio está referido a la región centro occidental.

Tenemos entendido que las propias personas afectadas financiaron la investigación.

-Así es. Los grandes responsables de esta investigación fueron los pacientes. Cada estudio fue costeado por cada paciente. En nuestro laboratorio lo que hicimos fue recopilar todos estos resultados. Nosotros no disponemos de recursos para financiar algo así.

¿De qué manera lo financiaron?

-Este estudio de inmunohistoquímica es absolutamente necesario para aplicar el tratamiento adecuado a la paciente. Cada mastólogo o cirujano oncólogo que diagnostica un cáncer le manda hacer el estudio para saber que tratamiento le va a indicar. Entonces cada paciente, venga del privado o del público, se costea su estudio. Algunas pacientes de bajos recursos buscan ayuda de particulares o fundaciones, entre ellas Funcamama. A otras les hacemos una pequeña rebaja, pero no podemos exonerarlas a todas porque todos los reactivos que hacen falta para este estudio se compran en el exterior y son sumamente costosos. Lo ideal en una investigación de este tipo sería que no le costara nada al paciente, que hubiese un financiamiento del sector público o privado.

¿Cuáles fueron los tipos de cáncer que lograron precisar en los casos investigados?

-Desde hace relativamente poco tiempo y de acuerdo a las características de biología molecular y por inmunohistoquímica se estipuló que hay cuatro tipos de cáncer, que son el Luminal A, que tiene una mejor evolución; Luminal B, que  presenta una evolución no tan buena. Le siguen el Her 2 Positivo y el Triple Negativo, siendo este último el de peor evolución  y, precisamente, es este tipo el más frecuente en mujeres jóvenes, que son los casos que registramos en nuestro estudio.

¿Y cuál es la referencia mundial?

-A nivel mundial existe una frecuencia de casos triple negativos de alrededor de un 10% y 15% en los países desarrollados. En nuestra investigación tenemos un 25%, es decir, uno de cada cuatro casos.

¿Qué expectativa puede tener la persona diagnosticada con triple negativo?

-El hecho que sea triple negativo no quiere decir, necesariamente, que está condenada pero sí que necesita un tratamiento más agresivo, un control más estricto, porque son casos que tienen tendencia a una peor evolución. Son casos que están relacionados con la genética, con la herencia, y estos casos no todos son iguales, hay diferentes subtipos de triple negativo. Eso será objeto de un estudio a posteriori. Pero es bastante alarmante esta situación, considerando no solo carencia de medicamentos sino de otras terapias como radioterapia, que actualmente está al alcance de pocos pacientes. A nivel púbico todos los equipos de radioterapia están dañados. Muchas veces los médicos tratantes, los cirujanos oncólogos, los radioterapeutas, en fin, todo el equipo, se ven en la necesidad de implementar tratamientos mutilantes ante la falta de los recursos más indicados para cada caso.

El Dr. Aldo Reigosa es médico egresado de la Universidad de Carabobo en 1980, con  Postgrado de Anatomía Patológica en Francia, becado por la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho en la Universidad de La Borgoña. Regresa al país en 1985 y al año siguiente empieza a trabajar en el Instituto Miguel Pérez Carreño, donde fue Jefe de Servicio de Anatomía Patológica, prácticamente fundador del servicio, cuando se inauguró este centro en Bárbula y estuvo allí hasta 2005. Ejerció la docencia en la UC desde 1987 hasta 2005, cuando se jubiló. Director del CIBUC durante 8 años. Tienen un Doctorado en Biología Celular y Genética por la Universidad Autónoma de Madrid. Presidente de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica en el período 97-99. Ha participado en 76 publicaciones científicas nacionales e internacionales.

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