
Es difícil poner en palabras un sentimiento abstracto, como los que producen las afecciones físicas o emocionales. Sin embargo, las palabras son las principales herramientas que tenemos cuando un familiar, un amigo o un médico nos pregunta cómo nos sentimos. Y lo que decimos (a ellos y a nosotros mismos) es muy importante: varios estudios, sobre todo desde la Psiconeuroinmunología, demuestran que las palabras que empleamos al hablar de aquello que afecta nuestra salud, pueden hacer que lo sintamos más intensamente o que lo disipemos.
Por ejemplo, si te golpeas el dedo con la puerta, decir una palabrota o grosería puede proporcionar una forma colorida de alivio del dolor. Una reciente investigación, reveló que el uso de palabrotas reales era más analgésico que las falsas (como “caramba” o “miércoles”) o una palabra neutra (como “uy”).
No existen palabras mágicas que hagan desaparecer el dolor, pero los expertos en Algología (ciencia que estudia el dolor) afirman que prestar atención a las palabras que usamos para nombrarlo ayudan a determinar cómo lo experimentamos.
Hay otras formas de hablar del dolor, por ejemplo, con metáforas. El lenguaje figurado nos permite comparar sentimientos abstractos (incluido el dolor) con cosas más familiares y concretas. Esto nos ayuda, a nosotros y a los que nos rodean, a dar más sentido a nuestro dolor, lo cual es un paso para sentirnos mejor. Algunas metáforas del dolor (como “arde”, “late” o “apuñala), son tan comunes que ni siquiera las notamos. Una encuesta realizada a personas con dolor crónico reveló que el 85 por ciento relacionaba el dolor con un daño físico. Las descripciones incluían “es como un gigante aplastando mis huesos” y “como si un carro me hubiera atropellado”.
Por otra parte, hay que estar atento a las palabras y cómo las utilizamos, ya que éstas poseen diferentes ondas vibratorias. Por ejemplo, las palabras vida, salud, gratitud y amor, emiten ondas que van directamente al inconsciente, a nuestras células y producen un cambio en el cuerpo. Por eso es importante utilizarlas. También tenemos que acostumbrarnos a decir tengo un aparente dolor de cabeza, tengo una aparente gastritis, esto le otorga otro significado a lo que sentimos, para que el cuerpo vaya tomando esta señal y deseche poco a poco lo negativo. Las malas palabras envenenan el cuerpo y el alma. Por el contrario, hay que dar bendiciones, utilizar expresiones amorosas, de agradecimiento, de superación porque contienen ondas vibratorias que nos retribuyen paz, amor, alegría y bienestar.
Leave a Reply