Madres que habitan en bosques de papel

Muchos escritores y escritoras han incluido la madre como personaje relevante en sus novelas y poemas, en ocasiones con inspiraciones autobiográficas. A propósito del Día de las Madres, hacemos un breve repaso por algunas madres inmortalizadas en la literatura.

En el libro de Rut, de La Biblia, encontramos a Noemi, una madre que pierde a sus dos hijos y queda desamparada con sus dos nueras, una de ellas es Rut. A partir de esta situación, Noemi protagoniza un tierno relato de conversión, valor, determinación, lealtad y fidelidad.

La Madre (1907) es el título de la obra mas conocida del escritor ruso Máximo Gorki, narra el proceso de transformación de una humilde madre, Pelagia, quien tras la detención de su hijo Pavel, un activista revolucionario, se convierte en una luchadora social.

Madre Coraje (1941) es una obra teatral de Bertolt Brecht, cuyo personaje principal es Anna Fierling (Madre Coraje), una astuta vendedora ambulante que en medio de la guerra se las ingenia para sobrevivir, aprovechándose de la situación para vender sus mercancías, pero llega un momento que se ve en la necesidad de vender a sus tres hijos. Una metáfora cruel con la que el autor critica los horrores de la guerra.

Por otras razones, esta otra visión de la maternidad, de la madre desapegada, aparece en las novelas Madame Bovary de Flaubert Anna Karenina, de Tolstoi. Ellas ignoran a sus hijos para entregarse a la pasión amorosa que envuelve sus vidas.

En ocasiones, la maternidad es sinónimo de autoridad. El experto en retratar madres frías, despóticas y algo crueles era Federico García Lorca. Dos de su obras teatrales, La Casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre son la mejor muestra. Las dos madres protagonistas se encuentran extremadamente arraigadas a una tradición que sitúa el “qué dirán” como prioridad. Sin embargo, la relación materno-filial es mucho más dulce en Bodas de sangre –donde la madre proyecta el despotismo y la desconfianza hacia su nuera– que en La casa de Bernarda Alba, donde la protagonista “encarcela” a las hijas sin expresar el más mínimo afecto hacia ellas y se muestra obsesionada por mantener el honor de su familia.

Una madre fuera de lo común es Doña Bárbara, una terrateniente, ruda e insensible por una experiencia traumática que tuvo de adolescente, al ser violada por un grupo de piratas asesinos que también le arrebataron el primer amor de su vida. Tiene una hija, Marisela, a quien abandona y no quiere saber nada de ella. Esta relación forma parte de la simbología del enfrentamiento entre civilización y barbarie que plantea la novela de Rómulo Gallegos.

Pero también en nuestra literatura encontramos el retrato de una madre heroica, en la novela testimonio Se Llamaba SN, de José Vicente Abreu, donde, a partir de su propia experiencia, el autor narra la resistencia de los que son encarcelados y llevados a campos de concentración durante la dictadura de Marcos Perez Jimenez. El hilo conductor de la narración es la lucha clandestina de un hombre perseguido y torturado por la policía secreta del régimen llamada Seguridad Nacional, de allí el titulo de la obra.

En medio de este oprobioso escenario, aparece la figura humilde pero combativa de Micaela Vásquez, la única mujer que se atrevió a llegar al campo de concentración de Guasina en búsqueda de su hijo. Ambos son personajes de la novela, ella con su nombre propio, y él con el seudónimo de Manuel Salazar (su nombre verdadero era Pedro Manuel Vasquez). Ella no solo simboliza la madre de todos los oprimidos sino a la Madre Patria que se resiste a ser doblegada por la tiranía.

En novelas más recientes, tenemos a Rosa Hubermann, una madre recia pero por otras circunstancias. La encontramos en La Ladrona de Libros (2005) de Markus Zusak, que cuenta con una excelente versión en cine. El argumento nos muestra a Liesel Meminger, quien desde pequeña debe ir a vivir con una familia adoptiva: Hans y Rosa Hubermann. Previo a la Segunda Mundial, mientras las cosas se ponen cada día más difíciles, la meta de los Hubermann es sobrevivir a todo. ¿Por qué es la mejor mamá? Hans Hubermann era quien mostraba cariño a Liesel. Le daba libros para alimentar su amor a la literatura. Por otro lado, Rosa Hubermann demostraba su amor de manera más práctica. Era dura y parecía no tener sentimientos. Sin embargo, siempre lo hizo todo para asegurarse de que Liesel estuviera segura y sana. A pesar de que a primera vista Rosa es poco cariñosa, es claro que su primera preocupación es Liesel.

Otra madre con múltiples matices es Cersei Lannister, uno de los personajes más famosos de la saga de novelas Canción de hielo y fuego (1996) de George R.R. Martin, en la cual se basa la exitosa serie “Guerra de Tronos” (2011-2019). Cersei es una mujer cruel, egoísta, narcisista y extremadamente ambiciosa, pero, paradójicamente, es también una madre extraordinaria. Ella cree que amar debilita a las personas, por eso procura no hacerlo en la medida de lo posible, pero sabe que con sus hijos no tiene opción. La maternidad, pues, hace de éste un personaje redondo, dando luz a una personalidad completamente oscura pero interesante.

En definitiva, la literatura presenta tantos perfiles como formas de vivir esta experiencia universal y compleja que es la maternidad. Universalmente se reconoce el amor de madre como el único incondicional, de por vida. Y, un amor tan intenso siempre es un buen motivo para contar grandes historias.

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