El cáncer de Mariana de Austria

Mariana de Austria, por Velasquez

Las investigaciones históricas han demostrado que el cáncer de mama no es una enfermedad moderna. No solo existen registros que se remontan al antiguo Egipto sino personajes relevantes que fueron afectados por esta patología. En esta oportunidad nos vamos a referir a Mariana de Austria, la reina viuda.

Las crónicas escritas por los médicos de otras épocas son de inestimable ayuda para conocer qué mujeres fueron afectadas por el cáncer de mama, su desarrollo y los tratamientos aplicados. Uno de estos importantes documentos certifica el caso de Su Majestad Mariana de Austria.

El médico que la atendió informa: “Hace seis días que nuestra Altísima Reina nos mostró un tumor que tiene en el pecho izquierdo (y que de mucho tiempo atrás ocultaba) de la magnitud y tamaño de la cabeza de un recién nacido. Aunque no se haya entre las costillas, tiene su raíz en ellas, y avanza, y avanza hacia el exterior mostrando en su superficie cinco o seis excrecencias duras como piedras”.

“Toda la superficie del tumor es dura y amoratada, y produce dolores que alguna vez llegan hasta las costillas e impiden a S.M. conciliar el sueño en toda la noche. Obsérvanse en el tumor venas henchidas de sangre biliosa y manchas cárdenas como las producidas por el traumatismo. Su forma es irregular y horrible a la vista, de todo lo cual se deduce que se trata de un cáncer del que habla Galeno, y al que Cornelio Celso llama “carcinoma”. No se ha extendido aún, pero su color y los dolores que produce hacen temer que se extienda pronto. Se intenta su curación por el método preservativo y paliativo, con anuencia del Venerable Real Colegio de Médicos y Cirujanos, y se procura que el tumor no crezca usando los medicamentos atenuantes y evacuantes, es decir, eliminando los humores fibrosos y tratando de reducirlos. Dios, Óptimo, Máximo, devuelva a su Majestad la salud y prolongue su vida muchos años. Madrid, 5 de abril de 1696.”

Trataron de sanar a la soberana utilizando todos los recursos médicos disponibles sin resultados favorables. El 16 de mayo de 1696 falleció en Madrid la reina Mariana de Austria víctima de un zaratán, como por entonces se le llamaba al cáncer de mama.  

A la luz de lo nuevos avances de la oncología que, de la mano de la psiconeuroinmunología, han determinado como episodios traumáticos en la vida de una persona se asocian con el desarrollo de tumoraciones malignas, el caso de la reina Mariana de Austria encajaría dentro de este esquema considerando la desdichada vida de este personaje. 

Que una adolescente de 13 años se case con un crápula cuarentón, Felipe IV, que además era su tío carnal, no pintaba un buen augurio.

A Mariana, una niña alegre y jovial al llegar a la corte española, pronto se le agrió el carácter y entristeció. No existían puntos de encuentro con su pareja. Tuvo consecutivos embarazos para cumplir su única misión de concebir un heredero que asegurara la sucesión al trono. De sus cuatro hijos, tres murieron prematuramente. El sufrimiento por estas pérdidas, así como el complejo de culpa por no conseguir alumbrar a un heredero sano, regían la desdichada vida de la reina. Cumplidos los 31 años, Mariana, muy envejecida y vencida por el infortunio, enviudó de Felipe IV y decidió vestir para siempre con hábito de monja.

Por cierto, otro dato de interés es que Ana de Austria, reina de Francia y tía carnal de Mariana, también fue diagnosticada de un cáncer de mama en estado avanzado, en 1664. Falleció en 1666, a causa de esta patología, uno de los primeros casos certificados de la historia. 

Faltaban siglos para que la medicina dispusiera de los suficientes medios y conocimientos para poder no solo curar, sino para abrir el camino para lograr el diagnóstico precoz que es la mejor herramienta para salvar vidas.

Arnaldo Rojas

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*