La forma de caminar puede revelar tu estado de salud

Puede parecer una tontería, pero la velocidad con la que caminas de un lugar a otro puede revelar mucho sobre el funcionamiento interno de tu cuerpo y de tu mente

Investigaciones recientes han demostrado que la velocidad a la que caminas hacia la parada del autobús, a tu sitio de trabajo, las tiendas o un centro recreativo puede predecir tu probabilidad de ser hospitalizado, sufrir un ataque cardíaco e incluso fallecer

De hecho, la velocidad de marcha de una persona puede utilizarse para revelar su tasa de envejecimiento cognitivo. 

La prueba de velocidad al caminar es una forma de evaluar la capacidad funcional de una persona: su capacidad para realizar tareas diarias en la casa y mantener su autonomía. También puede revelar qué tan frágil es una persona y predecir lo bien que responderá a la rehabilitación después de un accidente cerebrovascular

Si bien es normal que las personas caminen más lentamente a medida que envejecen, una disminución precipitada en la velocidad de la marcha de alguien podría indicar que está sucediendo algo más grave.

“Cuando el ritmo normal de marcha de una persona disminuye, a menudo está asociado con deterioros de salud subyacentes”, dice Christina Dieli-Conwright, profesora de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, que estudia los efectos del ejercicio en el pronóstico del cáncer.

“Es posible que la persona padezca una enfermedad crónica que le haya impedido moverse tanto o haya adoptado un estilo de vida sedentario. Esto significa que, muy probablemente, ha experimentado una disminución de la fuerza muscular y la movilidad articular, lo que, lamentablemente, conlleva un mayor deterioro de la salud”, afirma la especialista

La referencia sobre la velocidad normal promedio al caminar para cada edad es la siguiente: 

*Una mujer de 40 a 49 años, 1,39 metros por segundo y de 1,43 metros por segundos para un hombre de 40 a 49 años.

*Si la edad es de 50 a 59 años, la velocidad promedio al caminar es de 1,31 m/s para una mujer y de 1,43 m/s para un hombre.

*En el caso de las personas de entre 60 y 69 años, la velocidad de marcha promedio desciende a 1,24 m/s para las mujeres y a 1,43 m/s.

*Para las personas de entre 70 y 79 años, la velocidad promedio al caminar es de 1,13 m/s para una mujer y de 1,26 m/s para un hombre.

Finalmente, para las personas de entre 80 y 89 años, la velocidad de marcha es de alrededor de 0,94 m/s para una mujer y 0,97 m/s para un hombre.

Por supuesto, las personas que ya presentan problemas de salud tienden a ser menos móviles.

Caminar parece algo tan sencillo: la mayoría de nosotros no pensamos en ello, simplemente lo hacemos. Pero caminar en realidad depende de muchos sistemas corporales distintos trabajando juntos: tus huesos y músculos te transportan y te mueven, tus ojos te ayudan a ver hacia dónde vas, tu corazón y pulmones circulan sangre y oxígeno, y tu cerebro y nervios lo coordinan todo”, afirma Line Rasmussen, investigadora principal del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke, Carolina del Norte. 

Según Rasmussen, a medida que envejecemos, la función de estos sistemas comienza a disminuir, y una velocidad de marcha más lenta puede reflejar este declive general y ser un signo de edad avanzada. Pero esto no sólo se aplica a los adultos mayores. Rasmussen y sus colegas descubrieron que incluso a los 45 años, la velocidad al caminar de una persona podía predecir el ritmo al que su cerebro y su cuerpo estaban envejeciendo.

“Me sorprendió cuánta variación había en la velocidad al caminar entre personas de la misma edad. Se podría esperar que todos a los 45 años estuvieran en algún punto intermedio, pero algunos caminaban tan rápido como personas sanas de 20 años, mientras que otros caminaban tan despacio como muchos adultos mayores”, comenta Rasmusen.

Los investigadores coinciden en señalar que el deterioro de salud que se revela en la velocidad al caminar está relacionado con el estilo de vida inadecuado. De manera que la recomendación es cultivar hábitos que promuevan el bienestar físico, mental y emocional. Esto incluye una sana alimentación,  actividad física regular, gestión del estrés, sueño adecuado, evitar el consumo de tabaco y alcohol, mantener una buena higiene personal y realizar chequeos médicos regulares para prevenir enfermedades y mantener la salud en buen estado.

Fuente: BBC Mundo

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