Uno de los temas tabú en materia de salud es la menstruación. ¿Por qué es tan difícil hablar de esta condición si la mitad de la humanidad malvive con ella? Los especialistas plantean que ya hora de acabar con el oscurantismo en torno a este tema, el cual abordamos a propósito de conmemorarse este 29 de mayo el Dia Mundial de la Salud Menstrual.
Si todo lo que rodea a la menstruación es negativo o es secreto, está condenada a ser un problema. Por eso las niñas necesitan, por ejemplo, más información en el paso de la infancia a la adolescencia. “Las experiencias con la menstruación suelen ser negativas. Las primeras nociones las dan las madres, pero hay un enorme vacío que lo llena la publicidad, las habladurías y las falsas creencias”, indica Noelia García Toyos, psicóloga española, experta en salud menstrual.
La menstruación es definida por la publicidad y por la respuesta social; pero también por la respuesta médica, así que está a medio camino entre la enfermedad, lo íntimo y la vergüenza. En los anuncios publicitarios como el objetivo es vender toallas sanitarias, la presentan como un episodio ligero y hasta la pintan de azul, ¡cómo una experiencia poética! Mientras que en el ámbito familiar o médico se busca ocultarla, atenuarla o disimularla.
Hay patrones comunes en el ciclo menstrual: el sangrado dura entre 5 y 7 días, el ciclo es de al menos 20 días, entre 80 y 100 c.c. es la cantidad máxima de sangrado y, cada mujer tiene en su vida, por lo menos, unos 3.000 días en los que la regla le hace difícil cumplir con su rutina doméstica o laboral, prácticamente queda inhabilitada En el mundo hay 2.000 millones de mujeres que tienen la regla… si nos ponemos a evaluar las consecuencias sociales y económicas perderíamos la cuenta!
En Venezuela, el 65% de las mujeres prese un periodo menstrual tan doloroso que no les permite hacer nada, advierte la Sociedad Venezolana de Ginecología. Pero no hablamos solo de los días de sangrado, también está presente el Trastorno Disfórico Premenstrual —depresiones o ansiedad— que para la OMS y para el recopilatorio de diagnóstico psiquiátrico, son una enfermedad.
La ausencia de grandes soluciones e investigaciones viene siendo paliada desde los años 70 por los movimientos feministas, aunque hasta ahora, no hay enfoques que integren disciplinas sociales, psicológicas y también médicas. “Tal como demuestran las investigaciones más serias, la regla no es una enfermedad, sino un constructo social, necesita más recursos y formación. Sin salud menstrual no puede haber bienestar social“, puntualiza la Dra. García Toyos.
Las reivindicaciones de una visión más justa e igualitaria del ciclo menstrual y sus implicaciones continúan llegando desde los movimientos feministas con iniciativas que buscan crear mayor conciencia en las niñas y empoderarlas de su salud. Se busca que la regla en el futuro deje de ser tabú, para verla tal como es: algo tan normal que sucede cada mes a la mitad de la población del planeta.
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